No hay mitos. No hay héroes ni leyendas. El mundo está desencantado. En la hiperracionalización contemporánea y sus rutinas alienantes, entre algoritmos e inteligencias artificiales, pareciera casi no quedar lugar para que fluya eso que llamamos espíritu. Todo lo irracional que nos hace humanos, demasiado humanos.
Pero, cada cuatro años, se abre una brecha dionisíaca. Un intersticio de apenas un mes, en el que la fe, la pasión y la locura afloran. Nos volvemos un pueblo ilógico —más que de costumbre—. Que este lado del sillón, que los cuernitos, que esta camiseta y estos calzoncillos, y que la virgen de Tilcara. El mundial despierta un misticismo inédito y se vuelve campo fértil de momentos que quedan grabados en la memoria colectiva: los bidones, las manos redentoras, los goles en el último minuto, los que se convierten en héroes.
A Qatar 2022 no podemos dejar de mirarlo con recelo. Todo lo que rodea a su organización requiere ser puesto bajo la lupa y una actitud crítica constante. Así quizás, sin riesgo de cinismo, podamos disfrutar este trecho ínfimo, mágico, en el que solo rueda la pelota y se encanta el mundo
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Y Juán José Panno es un adicto a ese clima mundialista. Desde 1974 el “Nene” se dice a sí mismo “siga, siga”. A sus 73 años, el periodista y fundador de TEA y Deportea no puede parar de cubrir mundiales.
“Cuando volvíamos de Rusia dije este es el último, a Qatar no voy ni en pedo” contó Panno entre carcajadas, en una entrevista con Pablo Martínez para el programa El tiempo no para. En 24 horas lo esperaba su vuelo rumbo a Doha, con escala en El Cairo.
Desde su primera cobertura en Alemania 74’, al que llegó sin acreditación, acudió a todas las citas mundialistas como periodista. “Para el primero conseguí las credenciales en el momento, mirá lo que era esa época. Ahora tenés que hacer setecientos millones de trámites” señaló con nostalgia, comparando su primera experiencia con lo que ahora se requiere en Qatar 2022.
De más está decir que Panno es palabra autorizada en el tema. A pocos días de que comience a rodar la pelota en medio oriente, señaló que percibe mucho ambiente en el país: “Veo que la gente le da mucha manija, por lo menos en CABA. Muchos con la de la selección. También se habla en las radios y en la TV por intereses creados, vendieron mucho espacio y están meta chamuyo… Prendés el aire acondicionado y están hablando del mundial. Abrís la canilla y te enteras del mundial”
La selección le cae bien y ve un equipo muy sólido, con un Messi bien rodeado. Nota continuidad con lo que se podría denominar una cierta idiosincrasia identitaria del seleccionado a lo largo de los años: protagonismo y tener la pelota.
Con todo, Panno aclaró que no era devoto de Scaloni en un principio: “Fui uno de los tantos que lo cuestionó. No entendía cómo elegían a un técnico del cuerpo anterior y sin experiencia. Terminó por ganarme a fuerza de inteligencia, rodearse bien y también por los resultados”.
Para Panno la cuestión del resultadismo es clave para pensar el desempeño de la albiceleste durante los últimos años: “Es una aberración que sea un fracaso llegar a una final y no ganarla. Y que esté tan arraigado este concepto entre nosotros de que el segundo es el primero de los fracasados. Pero a los jugadores también les pesaba, y por más que supieran que habían hecho todo el esfuerzo y que era un mérito haber llegado a tantas, sabían que no ganarlas… Sobre todo las finales contra Chile, un rival supuestamente inferior”.
Como se ha repetido hasta el cansancio: con la Copa América de 2021, los jugadores se sacaron la pesada mochila de encima. “De ahí a pensar que los demás juegan por el segundo puesto, es una barbaridad” sostuvo Panno con mesura para calmar las expectativas.
Para el que dice va a ser su último mundial, Panno ya vuelca su pluma en el blog Misión Qatar 2022 junto a un gran equipo de periodistas, entre ellos: Vito Amalfitano, Héctor Hugo Cardozo, Adrián De Benedictis, Roberto Fernández , Nestor López, Daniel Guiñazú y Pablo Vignone.
Bitácoras, perfiles, análisis de los partidos y de todo lo que envuelve a esta particular cita mundialista se encontrará allí. Una mixtura entre fútbol y cultura, para intentar acercarle a la gente las sensaciones de lo que se vive en el lugar de los hechos durante los 29 días en que se encanta el mundo.
Acá podés escuchar la entrevista que le hizo Pablo Martínez en El tiempo no para.